Uno de los máximos símbolos de la Ciudad de México y del país, el Ángel de la Independencia, se encuentra, localizado majestuosamente, en medio del Paseo de la Reforma.
La primera piedra de este conocido monumento el 2 de enero de 1902 por el entonces presidente de la república Porfirio Díaz. La dirección de dicho proyecto se encontró a cargo del arquitecto Antonio Rivas Mercado, también autor del Teatro Juárez de la Ciudad de Guanajuato. Este precioso monumento está inspirado en un proyecto para rendir homenaje a los héroes de independencia que consistía en construir un zócalo de piedra con una columna corintia coronada por un ángel en plena Plaza de la Constitución durante el gobierno de Antonio López de Santa Anna. Ese proyecto no pudo llevarse a fin, y ya para finales del siglo XIX, fue el arquitecto Antonio Rivas Mercado quien lo retomo inspirándose en algunas famosas columnas del mundo. Fue así que se diseñó un zócalo circular sobre el cual se apoyaría una base cubica en cuyos vértices, descansan las estatuas sedentes que representan la Paz, la Ley, la Justicia y la Guerra ejecutadas por Enrique Alciati. En el interior de la base reposan los restos de algunos de los más grandes líderes de la Independencia Mexicana como Miguel Hidalgo, Vicente Guerrero, entre otros. Esta base contiene además esculturas de dichos insurgentes, así como una escultura de un león guiado por un niño que representa el dominio de la verdad y la inteligencia sobre la fuerza. Sobre esta base fue erguida una columna corintia de 35 metros de altura, labrada en cantera de Chiluca, misma que se encuentra coronada por la famosa victoria alada, símbolo del triunfo en los antiguos griegos. Este monumento fue inaugurado el 16 de septiembre de 1910 como evento culminante de las fiestas del centenario de la Independencia, mismas a las que asistieron diplomáticos, embajadores, empleados públicos y el pueblo en general para disfrutar de los fuegos pirotécnicos, desfiles y conciertos que se realizaron en el Paseo de la Reforma.
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